martes, 11 de marzo de 2008

CUENTOS CORTOS HILVANADOS IV






Por R.P.

Sobre artes y esfínteres (primera parte)





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Jonathan, internauta compulsivo, adquirió el vicio de navegar incansablemente por los blogs; descubrió así el “Diario de una mujer gorda”, narración de una señora de su casa que cuenta las peripecias de su alocada familia. Recordaba las hazañas de uno de los hijos, el Caio, quien dominaba con envidiable maestría el arte de defecar, construyendo con el solo auxilio de su vientre y de su orificio trasero, unas lindas artesanías de mierda, que sorprendentemente vendía con éxito. “Si él lo hizo, porque no yo, que soy un artista”. En honor a la verdad, todos somos artistas, solo hay que tener una buena idea y producirla. Se dispuso a hacerlo.



Obra "evacuada" por Jonathan S.

No le fue fácil -el arte nunca lo es- pero a fuerza de rigor, concentración, constipaciones varias, sacrificios dietarios, lo que parecía desesperantemente imposible en los primeros intentos, poco a poco fue adquiriendo forma. Formas, colores y hedores, para ser precisos, pues los alimentos ingeridos: cereales, frutas, legumbres, carnes rojas y blancas, sabiamente equilibrados, eran luego expelidos con creciente virtuosismo artístico, transformándose en magníficos y multicolores objetos de arte contemporáneo de altísimos valores visuales y olfativos. Lo último no era especialmente apreciado por algunos elegantes señores y señoras, digámoslo sin empachos. Envasarlos al vacío, después de someterlos a un complejo sistema de conservación, fue la aséptica solución.

Jonathan, hoy cotizado artista contemporáneo, es un orgullo nacional. Pasea la caca argentina por el mundo.


Obra "evacuada" por Jonathan S.

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