Por R.P.

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Una lúcida artista visual contemporánea, vislumbraba millones de pensamientos listos para ser transmutados en obras de arte; brillaban, titilando como estrellas en la noche profunda. Brillaban por su ausencia.
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Fue el gordito pelirrojo del Grupo de Intervenciones Urbanas por la Identidad Indoamericana quien hiciera la poco original propuesta de plantar una banderita argentina en la punta del Obelisco para que las multitudes –adujo- que transitan diariamente por la 9 de Julio y Corrientes, participen activamente de una acción cívico-artístico-patriótica, reflexionando a la vez sobre nuestros altos valores en pos de construir colectivamente un arte nacional… bla… bla… bla… ; nacional y popular dijo ante la mirada sarcástica de sus colegas, todas mujeres. Justamente una de ellas, tan bonita como malhablada, le espetó soez porqué no te plantás la banderita en el culo. Le hizo caso; tuvo un enorme éxito mediático.

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Alejandra, artista de caballete, sufría de pánico ante la tela en blanco; Mauricio, conceptual contemporáneo, lo padecía por la particularidad de su mente -casi siempre- en blanco.

Continuará...
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